Nuestra historia
El mejor hotel en el Centro Histórico de Guadalajara.
La historia se remonta al 15 de mayo de 1888 con la llegada del ferrocarril a la ciudad de Guadalajara. La estación abría sus puertas justo detrás del templo de San Francisco y así, los mesones del siglo XIX que daban techo a arrieros y visitantes comenzaron a desaparecer para dar paso a construcciones más en concordancia con la época de oro porfiriana.
Algunas familias adineradas acondicionaron sus viviendas para recibir visitantes y de esta forma, nacieron las primeras casas de huéspedes que con el tiempo se convertirían en hoteles. Tal es el caso de esta construcción. Originalmente fue la casa Verea, del abogado Luis Verea. Era entonces una casa de dos plantas con una terraza abierta hacia el jardín de San Francisco. A finales del siglo XIX la adquirieron las hermanas Morales, originarias de San Luís Potosí. Fueron ellas las que abrieron la ‘Casa de asistencia de las hermanas Morales’ que posteriormente heredarían a su sobrino Luis Morales, quien decidió ampliarlo para crear un hotel de lujo: el hotel Morales.
A partir de 1930, Luis Morales, comenzó la remodelación de la casa, con la ayuda del Ing. Enrique González Madrid, construyó dos pisos más y cubrió su fachada con tezontle, dándole un toque neocolonial.
Don Luis, se casó con Ana María Orendain Cuervo y tuvieron una única hija: Carmelita. Dada la pasión taurina del señor Morales, el hotel abrió sus puertas a todas las personas relacionadas con el mundo de los toros. En aquella época la plaza de toros ‘El progreso’ se alzaba orgullosa frente al Hospicio Cabañas, así que terminada la faena, el público agradecido, traía en andas al torero desde las puertas de la plaza a las puertas del Morales. En el bar del hotel, se creaban entonces unas juergas monumentales que duraban hasta el amanecer. Este ambiente mágico y festivo atrajo a muchas personalidades a hospedarse en este hotel: desde escritores hasta políticos; desde cantantes hasta las grandes figuras del ‘Cine de Oro’ mexicano como Pedro Infante, Jorge Negrete y por supuesto nuestra más grande diva, María Félix.
Don Luis falleció en 1964 y su esposa Anita se quedó al frente del hotel; pero por la demolición de la plaza de toros y el deterioro del centro histórico de la ciudad en 1974, decidió vender el inmueble a unos inversionistas que lo dejaron empolvar en espera de tiempos mejores. En el año 2003, después de 30 años de silencio y abandono, un grupo de visionarios españoles compró el edificio Morales y su anexo, el antiguo hotel Virreinal, con la intención de rescatarlos.
Después de dos años de remodelación, consiguieron recuperar esta joya arquitectónica y patrimonio de la ciudad para goce y disfrute de tapatíos y turistas. Actualmente el hotel Morales es indiscutiblemente el mejor hotel del centro histórico de la ciudad de Guadalajara.